Las emociones que debe impedir que lo dominen en su ámbito laboral
Sentir enojo, frustración, miedo, ansiedad y estrés en el trabajo es absolutamente normal, para algunas personas es más difícil no tomarse lo que ocurre en el entorno laboral como un tema personal. Sin embargo, reconocer los sentimientos es la mejor forma de trabajarlos y pensar una reacción más adecuada. Dejamos algunas recomendaciones para abordar con inteligencia emocional algunos de los sentimientos negativos típicos en el trabajo.
Enojo
Todas las personas sienten molestia, es un sentimiento totalmente normal que no está exento de ocurrir en el trabajo. Si esto puede llevar a actitudes furiosas o de ira, es mejor tomarse un momento alejado para respirar y reflexionar. Manejarlo no significa reprimirlo, tienes que actuar. ¿Qué te ha enojado? ¿Está en tus manos controlar la situación? ¿Puedes lograr que otros modifiquen la actitud que te molesta? Si la respuesta es sí, actúa.
Ansiedad
Las situaciones que generan ansiedad generalmente están fuera de nuestro control, por ello generan estrés y miedo. Esta se desencadena cuando pensamos una y otra vez en un tema sobre el que no tenemos oportunidad de acción. En lugar de agobiarte por algo que todavía no ocurre y sobre lo que no puedes influir, dedica tu energía en acciones positivas. Cuando te enfrentes a una situación que te impacta de manera negativa debes tomarte un tiempo para analizar qué la provoca, qué te hace sentir y cuál es la mejor forma de enfrentarla.
Frustración
Cuando se trabaja duro y no se obtiene el resultado esperado aparece la frustración, que a menudo nos bloquea y nos hace pensar que todo esfuerzo es inútil y que no hay otras soluciones posibles, y quizá lleve al abandono y depresión. En lugar de interpretar las situaciones como fracasos, hay que verlos como intentos y tomarse el tiempo para ver la estrategia y aprender del error.
Decepción
No recibir una llamada de vuelta de una entrevista de trabajo, una reunión con los jefes que te hizo ver que no tienen el mismo pensamiento o nivel de respeto, un aumento de salario que no llega. Es fácil sentirse decepcionado cuando las cosas no suceden, pero no sirve de mucho quedarse en esa emoción. Analiza qué fue lo que no funcionó y decide qué harás diferente la próxima vez.
Rechazo
Ser rechazado es una situación que puede generar cualquiera de las otras emociones. Es doloroso y puede afectar a la autoestima y seguridad personal, pero también pone a prueba nuestra perseverancia. Hay que mirar las cosas como oportunidades de mejorar. Si el rechazo no se trata de una crítica constructiva, asúmela y confróntala con respeto.
Envidia
Desear lo que otros tienen es un sentimiento negativo en el ámbito laboral, incluso puede ser destructivo. Limitarse a sufrir por la buena suerte de los demás sin tomar acción en mejorar nuestras propias conductas es un sentimiento inútil. Una persona segura de sus capacidades y que tiene deseos de superarse y crecer no sentirá envidia, observará en el otro lo positivo y lo utilizará para ir tras sus propios objetivos.
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